La Huelga y Yo

Once de la mañana y estaba parado al frente de la puerta lateral de Palacio de Justicia en el centro de Lima, justo frente al cafetín que recomiendo sobremanera. Dejando de lado su aspecto de caldo de cultivo de miles de enfermedades tercermundistas, preparan unos sanguches de chuparse los dedos, pídanse el de pavo o el de lechón que estan buenazos, eso si, no recomiendo agregarle ninguna "crema" porque nunca lo he intentado y no sé cuales puedan ser los resultados, pueden pedir también un café que es recién pasado y las dos veces que lo he tomado no he muerto de ningún ataque de gastritis, hay una escalerita casi secreta que los conduce a un sótano seguro de las miradas inquisidoras, y hasta a lo mejor se encuentran con el Dr. Jose Ugaz o con Diego García Sayan. Bueno a lo que iba, una vez terminadas mis actividades en este edificio en donde Temis parece haberse sacado la venda, esperé para tomar un taxi y casi todos venían ocupados. En ese momento pensé en cuzar hacia el otro lado de la calle, aunque me detuve un momento y lo pensé bien, me ví vestido, no muy regio, pero como para poder ser atacado por algun piraña desorientado y con mucha mala suerte, porque a lo mucho me sacaba diez soles. Pero igual crucé, con la intención de subirme a un taxi libre y listo para agarrar la vía expresa. Cuando estaba frente al Sheraton, terminando de cruzar la pista, un policía mismo Poncharello en su moto, me cruza y pide a los autos que apaguen sus motores y que esperen con la mayor paciencia del mundo porque estaba por pasar la marcha del SUTEP. ¿Que? Sí, como lo escucharon, los desgraciados estos que no quieren dar exámen habían tomado las calles y bloqueado mi salida del centro de Lima, así que ahí estaba yo en semi regio esperando salir del centro. Empecé a buscar la salida mientras miraba para todos lados esperando que llegara el piraña desorientado y con mala suerte. Los del SUTEP venían desde Wilson hacia Grau y según el mister policía por lo menos se iban a demorar media hora en pasar, cosa que traducido a idioma real era de por lo menos una hora o más. Es algo así como cuando vas a provincia y preguntas inocentemente:
- ¿señor, el mercado está cerca?
- si papi, acasito nomás, te responde un amable paisano, hasta que te das cuenta cuando estas con la lengua afuera que caminaste casi dos kilomentros y todavía ni te acercas al mercado. Me ví casi encerrado y a punto del ataque de pánico. Pensé rápidamente en cruzar la manifestación haciendome pasar por un maestro de colegio particular, arengando los reclamos, pero a lo mejor se daban cuenta de que era un infiltrado. No encontraba salida y la situación se iba poniendo más peligrosa porque iban llegando los curiosos y los cantos y el ruido de la marcha iba llenando mi cerebro.
-Respira, inhala, exhala, inhala, exhala, tranquilo.
Ahí no tuve alternativa y empecé a caminar por Paseo Colón hacia Wilson, de donde venía la turba, pero ví que aún había tránsito fluído de vehículos en el cruce de estas dos avenidas, así que enfilé hacia allá. Cuando llegué a la esquina me dí cuenta que estaban separando la muchedumbre de tanto en tanto para dejar pasar a los vehículos que con mucha mala suerte habían decidido dirijirse hacia Lima en ese momento. Aproveché, mismo pasajero de combi cuando baja con semáforo en rojo, y cruce Wilson. Fiu! Había cruzado la manifestación y estaba libre de la muchedumbre, las arengas, del piraña con mala suerte y de mi ataque de pánico. Seguí caminando contento de mi hazaña, de mi buena suerte y con la adrenalina a full, cuando me di cuenta que el tránsito estaba totalmente bloquedo hasta el ovalo Bolognesi, OH MY GOD! No hay forma de que yo camine hasta el ovalo Bolognesi, ahi sí que me encontro con el piraña mala suerte y todos sus compañeros, más calmado pense en cruzar por la izquierda cuando de pronto aparecio un taxi de la nada, libre y con un sticker en la parte posterior que decia "a mis hijos Brayan y Maicol", y fue si que despues de tantas aventuras y gracias al papa de Brayan y Maicol llegue a mi casa sano y salvo.