marzo 06, 2008

RELACIONES HUMANAS














Hace dias que tengo ganas de escribir algo y no se me prende el foco. Estoy tratando de escribir una crónica de esas divertidas, pero no me ha pasado nada fuera de lo normal, la vida la estoy llevando como dicen los gringos easy-going y entonces no pasa nada, es más, estoy aburrido. Pero este letargo, esta letanía, paradójicamente me ha tenido alerta en otras cosas, y es que he estado observando, muy de cerca, lo complicado de las relaciones humanas. Relaciones diarias y cotidianas que por más simples que parezcan, siempre esconden algo. Un sentimiento secreto escondido debajo de otro más noble, o a lo mejor el sentimiento secreto no es malicioso en lo más mínimo, pero la timidez nos lleva a esconderlo debajo de otro. Palabras encripatadas en gestos diáfanos, o gritos exasperados que no se escuchan o que simplemente no llegan a los oídos del otro. Maltrato psicológico de por medio y ganas de que nos maltraten también, se meten en la misma bolsa, para hacer de las relaciones humanas, la ciencia más difícil de comprender. Si las matemáticas se pueden simplificar, como los ejercicios de algebra y las fracciones mixtas, que nos dan tanto dolor de cabeza, ¿porqué las relaciones humanas no pueden también simplificarse tratando siempre de dar el mensaje correcto, claro y conciso como mandan las reglas del lenguaje? Parece que el propio hecho del lenguaje, el cuál nos hace los animales racionales de este planeta, también nos hace los animales más primitivos, ya que la mayoría de nuestros problemas son simplemente por la dificultad de comunicación. Pero creo que no hay que hecharle la culpa al lenguaje per se, porque para colmo de males el ser humano puede comunicarse de diferentes maneras: con las manos, con ruidos y hasta con miradas, y este nuevo método de comunicación tiende a ser personalizado, es decir, cada uno le da su toque especial, y también esta del otro lado la interpretación del mensaje, es decir, y para ponerlo un poco más gráfico, miras a una persona con intención de seducirla, te devuelve la mirada y te pregunta: ¿tienes algo en el ojo? ¿se te movió el lente de contacto? Entonces todo tu sistema hormonal, tu austoestima y todo lo que puedas haber involucrado en esta acción se va al suelo, PLOP! A lo mejor era más fácil decirle con palabras claras que te parecía una linda persona. O poniendo otro ejemplo, conoces a alguien, quedan en llamarse, y empieza el drama, ¿lo llamo yo o espero a que me llamen? pasa un día, pasan dos, pasan tres y nada, te sientes la peor basura sobre el planeta, no te llaman, que hago? ¡Llama tú y deja de arrepentirte! Y así después de este analisis y de estar observando de cerca las relaciones humanas insisto en tratar de simplificarlas. Creo que deberíamos decir y hacer lo que sentimos, de una manera simple y concreta, con un leguaje claro y que no se deje mal interpretar por ruidos o distorsiones externas como la personalización de los gestos o la interpretación de los mismos. Simplificar las relaciones humanas, comenzando con las de comunicacion creo que nos haria mejores seres humanos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

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