mayo 24, 2007

Las fiebres


Never know how much I love you, never know how much I care
When you put your arms around me, I get a fever that's so hard to bear
You give me fever!. Esta estrofa de la popular canción FEVER que creo que es de Peggy Sue podría descrbir mi vida. Sí, fiebre. Creo que pase más parte de mi vida enfermo y con fiebre que sano. Desde chico recuerdo las dolorosas sesiones de inyecciones que me ponían para curar la bronquitis. Que será me preguntaba? Me habrán hecho sin ganas? A lo mejor mi mamá pujó mucho y me cai al suelo antes de llegar a las manos del buen Dr. Pakusich. Sea lo que sea, nací chancado y lo tengo que aceptar. Al recién nacer me esperaba una plácida y acogedora habitación alfombrada, de pelo muy alto y mullidita como se usaba en esa epoca, me duró dos días la tuvieron que levantar en one porque era alérgico. Esta alergia ponzoñoza derivó en una bronquitis asmatiforme muy común en la época de mi queridísimo pediatra el Dr. Alfredo Lary, quien recomendaba unos supositorios bastante humillantes incluso para un chico que aún mantenia la inocencia en la mente. Además de las medicinas del Dr. venía una larga lista de remedios caseros adquiridos por las vecinas, nanas provincianas pertenecientes de un largisimo conocimiento en la fitoterapia quienes recomendaban unas largísimas encerronas con un bol de agua caliente y eucalipto, mismo sauna pero en mi cuarto acompañado de dos vigorozas cucharadas diarias de miel con alfalfa y eucalipto que en el empaque venía dibujado un burro no tan amigable como Platero sino que más bien, hacia dudar de mi capacidad e inteligencia. Después de las dos cucharadas de miel venía el trago amargo, una cucharada de jarabe de ajo macho o un sorbo de una deliciosa juliana de cebollas dormidas en un poquito de agua dejadas una noche al sereno. El sereno la verdad, no se que les hacia, pero igual sabían a mierda y ahora gracias a la cebolla y al ajo macho en ayunas tengo una gastritis del carajo. Después las alergias hicieron que las amigdalitis y las fiebres empeoraran con los años ya que los antibioticos comunes no podian ser administrados como a cualquiera, debía primero ingresar a un estudio específico de que tipo de antibiotico podía tomar y que a su vez combata la maldita amigdalitis. Ademas de las las medicinas en esta oportunidad tambien venían acompañados los consejos caseros, los remedios de la abuela, garagaras de tara, de nabo, de sal, las hice todas. Estaba de moda la extirpación de amidgalas en esos días de mi juventud y yo añoraba el día en que pusieran fecha para mi operacion y pudiera comer helados al dia siguiente y me vayan a visitar y me dieran regalos. Nunca pasó. La maldita alergia me obligaba a mantener mis podridas amigdalas por siempre, ya que si me las sacaban igual me enfermaría pero de faringitis, consejo de mi otorrino de cabecera Emilio Cogan. Siempre caía los jueves y me paraba el domingo. Listo el lunes para el colegio. Las amigdalas me acompañaron así durante toda mi adolescencia como compañeros inseparables de alegrías y dolores, hasta que el buen Dr. Guillermo, cordobés joven y de mente amplia me curó a punta de unas vacunas que tenía que inyectarme religiosamente todos los miércoles de por medio en su cosultorio del Barrio Urca. Desde ese momeento me sentí libre, libre al fin de estas malditas amigdalas podridas. Pero las alergias no cesaban, en Córdoba, no había mucho a que serle alérgico en realidad, no había contaminación ambiental, fábicas, no muchos escapes en mal estado, pero si una diversa flora primaveral que cada 21 de septiembre me daba el peor ataque de mi vida. Mientras todos festejaban contentos el día del estudiante y el dia de la primavera yo era una especie de masa de panetón en plena fermentación.
En esos días conoci a la Dr. Ruruchay, cordobesa con nombre quechua que me recetó unas pastillas milagrosas que nunca más las conseguí al regresar a Lima y que me quitaron por siempre las alergias. Esta receta medica obviamente vino también con otros remedios infalibles de la abuela pero ahora eran abuelas argentinas, polen, propoleos, jalea real, jarabe de ginseng, y otras hierbas que la verdad no sé si exsacerbaban más mi nivel de alergia. Finalmente y luego de un largo tratamiento con las pastillas de la Dr. Ruruchay me libre de las alergias. Libre al fin de las amigdalas podridas y de las alergias espantosas. Hasta que, a mi padre se le ocurre regresar a Perú. Apenas llegué se me llenó el tracto respiratorio de hongos a causa de la polución y contaminación de la ciudad. Tuve que someterme a una endoscopia para averiguar que tipo de hongo era y como lo tataríamos ya que nuevamente y despues de haber cambiado mi habitat normal las alergias habian regresado. Al parecer mi sistema inmunológico prendió su GPS y se dio cuenta que estaba en Perú de vuelta y empece nuevamente con las alergias y con las amigdalitis. Fue así que tuve que regresar a los viejos doctores, y así un muchacho ya de 17 años fui a visitar a mi pediatra de siempre quién me envió nuevamente con Emilio Cogan al que después de 7 años que no veía no me parecio muy confiable y busque un nuevo ottorino. Me acordé de su inseparable asistente, mismo Kato y Avispon Verde el Dr. Chang. Acudí a él y lo mismo, el mismo tratamiento de siempre. Por algún tipo de gracia divina o de aburrimiento de mi cuerpo dejé de enfermarme, hasta que poco a poco fui descubriendo que habia perdido parcialmente la audicion del oído izquierdo debido a la podredumbre de mi garganta. Después de bastante tiempo perdido con miles de otorrinos, no llegue a nada simplemente a una recomendación de operación que nunca cumplí. Después de un tiempo más, empecé con los achaques y después de tratar de cargar, cual Superman de Cono Norte, un ropero entero me quedé torcido, y al parecer y sospechas de muchos amigos y parientes doctores me ocasionó una o varias hernias en la columna y una neuropatia periferica, la cual trato con altas dosis de vitamina B. La vitamina B, tambien me ayuda a una intoxicación hepatica medicamentosa por el exceso de antibioticos consumidos en toda mi vida juvenil. Hasta hora eso es todo, ademas de otros sustos virales que he obtenido por ahi, de salud ando bien y para los que me conocen escribo esto mientras estoy con una fiebre de 38.5

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